“Mi intención es sintetizar, limitar para luego develar lo esencial… estoy en una búsqueda continua, un desafío ininterrumpido”. Así nace la muestra “Disolución y nacimiento” de Francisca Valenzuela, resultado de 5 años de exploración que responde a la búsqueda de lo real, propio y con significado desde sus emociones. La artista se confiesa en un periodo muy individual, alejada de buscar la validación: “Estoy ajena a lo que se usa, a lo que está de moda o del ‘demostrar’. Llevo varios años experimentando para conseguir una obra genuina, eso es lo que mostraré en la Galería De Arte La Sala, hasta el 15 de agosto”, explica.
Francisca Valenzuela proviene de una familia de mujeres relacionada con al arte, creció entre talleres rodeada de materiales que le permitieron que surgiera su creatividad. Entre aromas a pintura, trementina, pinceles, bastidores y materialidades, se fue formando su esencia. Con madre pintora, hermana escultora, tías con estudios en la Escuela de Bellas Artes, el hilo conductor se mantuvo, frente a lo cual ella declara:”Soy persona desde el arte”. Ese es su motor y desde ahí ha ido entretejiendo una vida como artista como, esposa, madre…
¿Cómo nace la muestra “Disolución y nacimiento”?
– Son como 5 años de profunda exploración, que se comienzan a gestar participando en diversos talleres de análisis de obra, el resultado, fui simplificando la paleta y experimentando al máximo con matices, brillantes, opacos, cubrientes. Así llegué a una paleta restringida, bastante materialidad, una obra honesta que transmite mucho. Disolución y nacimiento es la recopilación de este proceso.
Hoy siento que el exceso de color confunde, te engolosina y, finalmente, limita.
– Son 14 obras en gran formato y una serie en pequeño formato. Permanecen el óleo y los pigmentos como herramientas de trabajo, pero como explico, esta vez en una paleta reducida, poco colorido, expongo la pureza del material en todas sus expresiones: acuoso, transparente, cubritivo, más o menos vibrante. Al enfrentar mi obra aparecen miles de sutilezas, se ven distintas capas y se puede observar claramente los matices del color según el tratamiento, hay una experiencia muy personal frente a mi mancha, cada persona tendrá una interpretación diferente, sensaciones, recuerdos…
Francisca se confiesa de personalidad dispersa, pero bien administrada, lo que le ha permitido sacar lo mejor de su creatividad, trabaja en muchos cuadros a la vez, donde va dejando diferentes superficies, materialidades, colores. Hay un atrevimiento sin límites, ningún miedo al error, donde se nota el pentimento. Es posible que la obra de Valenzuela nos transporte a paisajes o a figuras… porque todo en ella responde a su conexión con la tierra, al momento de incorporar elementos están presentes arenas, textiles, borra de café… La artista construye en la medida que se avanza, no planifica nada, emoción por sobre la conceptualización.
¿Cómo funciona tu proceso creativo?
– Uso muchas imágenes, tengo un gran archivo de fotografías, paisajes, animales, retratos, obras de arte; son imágenes que me inspiran algo, la sensación de lo que viví. Todos mis cuadros tienen una evocación figurativa, aunque después no se vea, siento que el abstracto por el abstracto no tiene peso, no es solo manchar por manchar, busco sustancia, hay un contenido oculto, retrato una emoción. Trabajo por etapas y con muchas obras al mismo tiempo, así no me obsesiono con ninguna en particular, transformé mi dispersión en una manera eficiente de crear. Me gusta mucho la técnica del dripping, grandes telas en el piso que luego van al bastidor, pero eso no me aleja de la experimentación en papel en formatos más pequeños.
El taller de Francisca responde al relato, está emplazado en la Cordillera de Los Andes: campo, tierra, naturaleza. “Este lugar en medio de la montaña tiene total conexión con mi trabajo, nada es casual. Paso muchas horas en el taller, es mi vida y mi pasión, reconozco que necesito estar en continuo proceso creativo para ser feliz en el día a día, el arte me cambia la actitud, soy persona desde el arte”, finaliza la artista.
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