En la Galeria de Patricia Riadi estuvimos en el lanzamiento del perfume ícono de Lancome, «La Vie est Belle».
Un perfume que transmite elegancia, entremezcla un corazón sensual y gracias a los acordes de vainilla e iris rojos – la flor de la felicidad -, con una dulce estela gourmand que se abre en una fresca y jugosa nota de bergamota y se envuelve en un empolvado acorde de heliotrope. Es una declaración universal a la belleza de la vida, personificada por Julia Roberts, quien ha sido rostro de la fragancia desde su lanzamiento en 2012.
Así, este aniversario marca el inicio de una nueva era para Lancôme como firma de perfumería demostrando que el lujo puede (y debe) ser sostenible. Entre los pasos dados en este sentido destaca que ahora La Vie Est Belle es recargable (se puede rellenar) y cuenta con más ingredientes renovables.
Ese gesto, aparentemente tan sencillo, de contar con recargas del frasco supondrá el ahorro de un 50% de vidrio, un 46% de cartón, un 46% de plástico y un 66% de metal. Además, la firma ha logrado reducir el peso del vidrio en un 13% sin cambiar su icónica estética con lo que cada año se ahorrará un millón de frascos (223 toneladas de vidrio). Una iniciativa similar para reducir la huella medioambiental de las cajas permitirá ahorrar 15 toneladas de cartón al año.
El compromiso con la preservación de la biodiversidad y el medio ambiente ha llevado a la marca realizar una labor meticulosa con las materias primas de la fragancia dando prioridad a los ingredientes de origen sostenible. Por ejemplo, el pachulí, fundamental en la fragancia La Vie Est Belle, proviene de una fuente sostenible ubicada en Bali y el alcohol, procedente de Francia, es de origen vegetal. Además, para conservar su patrimonio y la futura procedencia sostenible de sus perfumes, Lancôme ha inaugurado su Domaine de la Rose, un refugio de biodiversidad en Grasse, la cuna de la perfumería.