El taller de Francisca responde al relato, está emplazado en la Cordillera de Los Andes: campo, tierra, naturaleza. “Este lugar en medio de la montaña tiene total conexión con mi trabajo, nada es casual. Paso muchas horas en el taller, es mi vida y mi pasión, reconozco que necesito estar en continuo proceso creativo para ser feliz en el día a día, el arte me cambia la actitud, soy persona desde el arte”, finaliza la artista.